La historia de Aric, de Toronto, Ontario
Aric (arriba, a la derecha) es un estudiante de doctorado en la Universidad de Toronto y trabaja con tejido cardíaco y medicina regenerativa.
Al describir su investigación, él explica: “Ciertos tipos de células madre pueden transformarse en cualquier parte de tu cuerpo. Podemos colocar células madre en una placa de Petri y convertirlas en células cardíacas. Después de dos semanas, comienzan a latir por sí mismas. A continuación, las utilizamos para simular diferentes enfermedades y probar distintas drogas. Mi meta es algún día cultivar un corazón en un laboratorio como este”.
Aric experimentó su propio cambio de corazón durante su misión en Belo Horizonte, Brasil. “Cuando serví en una misión, aprendí a escuchar y seguir al Espíritu. Me ayudó a aprender a estudiar, a aprender cómo dedicarme”. Él cambió tanto que se sintió preocupado por volver a casa. “Realmente no sabía cómo actuar ni qué hacer”, admitió. “Tuve que volver a aprender la forma de actuar en ciertas situaciones. El ir a Instituto me ayudó”.
La red social en Instituto es importante para Aric. “He podido entablar amistad con personas que necesitaban amigos. He podido consolar a personas cuando necesitaban ser consoladas. Eso es importante para mí, ayudar a otras personas, pero también es importante para mí sentir eso mismo de las demás personas”.
Él bromea acerca del largo período de tiempo que ha ido a Instituto, pero sigue yendo. “Cada vez que voy, siento el Espíritu que se halla presente allí. Y me ayuda a ser una mejor persona, a permanecer en buenos lugares y a hacer bien mi trabajo”.
Aric hace una comparación entre su trabajo e Instituto. “Si colocamos una célula en un buen ambiente, ocurren cambios internos en la célula que la hacen más receptiva a los cambios positivos o las señales positivas que queremos darle. Con el tiempo, la célula cambia, se transforma en algo mejor, más grande que sí misma. Para mí, eso es algo muy, muy especial. Si yo me coloco en el ambiente adecuado, entonces me volveré más receptivo a los aspectos espirituales de la vida y menos receptivo a las influencias negativas que suceden en el mundo”.
Él concluye: “Dios es real. Eso es algo que siento muy profundamente. No siempre he sentido Su amor en mi vida; estoy comenzando entender que eso es así debido a las decisiones que he tomado. Me doy cuenta de que Él está allí para ayudarme, de que Él realmente desea que yo sea lo mejor que puedo ser”.